En la última década ha habido un incremento considerable en la oferta de comida para perros. El porque de este hecho es bastante evidente, en uno de cada 3 hogares hay una mascota y por tanto una gran demanda. Inevitablemente, el comprador se siente abrumado sin saber cual de las múltiples opciones es mejor para su perro.

Creo que algo común entre las personas que trabajamos con animales, es la cantidad de tiempo que pasas observando, si no eres buen observador con mucha probabilidad se te va a escapar una gran cantidad de información importante. Pero si además de observar, analizas los datos y barajas la estadística, la información que vas a obtener se convierte en algo más útil.

Entre los consumidores de pienso para mascotas (o debería decir compradores), existen grupos claramente diferenciados por sus patrones de comportamiento a la hora de efectuar dicha compra:

  1. El que compra el pienso de su mascota en el supermercado. Este cliente, comprará una de las entre 4 y 10 marcas presentes y con mucha probabilidad se dejará influenciar por la TV, o por el envoltorio. Es fácil caer en comprar el pienso cuyo perro en el envoltorio comparte raza con el mio.
  2. El que compra el pienso de su mascota en internet o en grandes superficies destinadas exclusivamente a la venta de artículos para animales. Esta persona muy posiblemente va a comprar un pienso que cree es mucho mejor que el del supermercado y va a pagar un poco más. Las modas van a influir en su elección y muy posiblemente ande buscando ahora un pienso sin grano, lo cual es tendencia hoy en día.
  3. El que compra la comida de su perro en el veterinario. Compra un alimento caro muy específico para su tipo de perro y sus individualidades. Posiblemente ha experimentado un montón de problemas con todo tipo de piensos y ha tenido que recurrir a una dieta especial.
  4. El que le da a su perro comida cruda adaptada a los requerimientos de su mascota. Estas personas también piensan que la industria de los piensos para animales es un negocio y que tienen un montón de porquerías que destrozan la salud de los animales de compañía. Muchos han experimentado todo tipo de alergías y problemas de salud con su perro y aseguran que la dieta, conocida como BARF, les ha cambiado la vida. Estas personas han comprado un arcón congelador exclusivo para sus animales, y acuden a comprar a su carnicero más cercano o a tiendas donde venden marcas que ya se han apuntado a esta tendencia y crean sus propios menús.

Existen más tendencias, más individualidades, y sin duda, mucho debate.

Lo primero es importante resaltar es que si tu perro tiene algún problema de salud particular, debes ir a un especialista y este sin lugar a dudas es un veterinario actualizado y al día en nutrición.

Si no es tu caso, voy a dejar aquí algunas pinceladas que la ciencia ha ido contándonos y que si bien, como ciencia es refutable y susceptible a seguir avanzando, hoy en día están ahí para el conocimiento de todos los que quieran elegir con criterio.

Lo más importante a tener en cuenta a la hora de elegir el alimento de tu mascota es el valor biológico de la comida y la calidad de sus ingredientes. Y por supuesto, tu dinero, recomiendo comprar el mejor que te puedas permitir.

Una cosa que todo el mundo mira es la cantidad de proteína, y hace muy bien, pero ¿sabemos realmente que cantidad necesita un perro? En porcentaje, un adulto sano no debería comer menos del 16% de su dieta en proteína, pero vivirá mucho mejor si come cerca del 32%. Además se ha demostrado que los perros mayores de 7 años, deberían comer una dieta con al menos el 25% de proteína. Los requerimientos para el resto de nutrientes no varían mucho con la edad, pero si hay que tener en cuenta que los perros ancianos pueden tener dificultades para digerir las grasas.

“Un adulto sano no debería comer menos del 16% de su dieta en proteína, pero vivirá mucho mejor si come cerca del 32%”

Y qué pasa con el grano, ¿es malo para los perros?, ¿se trata de un relleno barato?. Sin duda las tendencias de marketing tienden a ofertar piensos libres de grano con tubérculos y otros ingredientes en su lugar. Abogan a que es una alimentación más cercana al perro ancestral y por tanto más natural. La ciencia ha demostrado que los perros están capacitados genéticamente para digerir el grano, cosa que los lobos no. El hecho de que a un perro en particular le siente mal, como podría ocurrir con una persona, no tiene nada que ver con el resto de perros. Por otro lado un grupo de veterinarios en Estados Unidos han observado una tendencia a desarrollar enfermedades cardíacas, como la cardiomiopatía, en razas de perros sin predisposición a este tipo de enfermedades y cuyo patrón común parece ser una dieta donde el grano ha sido sustituido por otros ingredientes como la patata o las lentejas. Sin embargo los estudios científicos que acrediten esta observación aún están en desarrollo, al igual que no existen estudios que demuestren que el grano es malo para los perros; lo que si existe es una moda al respecto.

Por otro lado las dietas que se centran en carne y huesos crudos, son muy criticadas por muchos veterinarios por el riesgo de contaminación por patógenos al que exponen a nuestros perros, y así lo demostró un estudio publicado en una revista holandesa. Sin embargo, los defensores de este tipo de dieta, aseguran que previamente congelada la carne cruda queda libre de peligros. Este tipo de alimentación aporta a los perros grandes dosis de tiempo de mascar, lo cual les hace enormemente felices. Sobra recordar que en el mercado existen snacks comerciales con este cometido.

Lo que es claro es que tenemos un poder sobre qué come nuestro perro, y quién tiene un poder, tiene una responsabilidad, al menos, de estar informado.